Este libro no lo hubiera leído por mi misma. No sigo demasiado a Ángel Martín, aunque de vez en cuando veo y disfruto su noticiario. También, por normal general, no suelo leer libros de gente que se ha hecho famosa por otra cosa que no sea escribir. Pero me lo prestó un amigo, justo cuando acababa de leer el anterior, así que lo comencé sin muchas esperanzas.

El libro está escrito como si estuvieras de cervezas con Ángel y te fuera contando su movida mientras tanto. Y esto precisamente es el problema. Lo que sirve para una conversación entre amigos no tiene por qué servir para un libro. Salta de un tema a otro, te lo quiere contar todo a la vez y luego frena en seco. Te dice: ahora pasa esto, pero luego te lo cuento más tarde. Y a veces retoma y a veces no. En general el libro es tremendamente agotador. Cuesta seguir el hilo y saber qué te quiere contar. Imagino que su cabeza, mientras tuvo el brote psicótico funcionaba así y quiere que comprendas su experiencia.

En la parte final cuenta qué hizo él para salir del hoyo en que se encontraba y mejorar. En algunas partes incluso te hace dudar de que haya conseguido salir. De su mala experiencia con un psicólogo deduce que es mejor tirar sin ayuda.

Puede que este libro sirva a alguien con este tipo de problemas para ver que se puede mejorar. Pero no creo que los consejos que da al final del libro sean los mejores para alguien con problema de salud mental.